Por un momento Lucero fijo sus ojos en el cuadro colgado frente a la mesa, quedó absorbida en los amarillos, naranjas y ocres del cielo y la profundidad del paisaje; a lo lejos pero en el centro de la pintura se ubica una casa arraigada en un tiempo de estilo pretérito, inerme es protagonista en la escena, es muy temprano no hay personas afuera, tal vez todos dormitan, la casa se asienta junto a dos árboles estáticos, sin brisa, el aire fresco se encuentra en calma, un pequeño riachuelo surca el campo verde limón susurrando una canción apacible.
el brillo en los ojos de Lucero, ilumina la habitación que se encuentra en penumbra, sus cejas se inclinan una frente a la otra en una reverencia dubitante.
-Hay sillas en la casa?- pregunta-
-Pintaron sillas en la casa?- me interroga impaciente-
-creo que sí.
Es posible que haya seis, le contesto; cuatro en la sala y dos en el comedor. Una sonrisa asoma en sus labios rojos y su rostro se sumerge en una realidad imaginada para finalmente concluir en una petición repentina.
-yo quiero vivir en esa casa-
-quiero entrar en esa casa, pero solo puedo hacerlo con magiA.